poemas que como luces de una autopista, quedan ahí mientras te alejas....

lunes, 4 de agosto de 2014

carozo

                                     
desnudos

en el piso desnudos 
frente
a
frente
separados por
una mesa baja
repleta de manjares
de colores picantes
intensos
amarilloverdosos
ocrenaranjas
hacen arder los ojos la boca

la boca
se me llena de agua
no sè como sabe
no sabe nada mi boca
serena espera 
no sabe nada y sin embargo espera
sabores quietos
mis ojos arden 
presienten
 el dulzor picante
recorro la mesa 
me detengo en uno de los cuencos
es un cuenco naranja
                                                                                          que enverdece la mirada

en un susurro èl otra vez dice algo que no entiendo
pero mi boca comienza a llenarse de agua
una respuesta
un nombre

aceituna

aceituna  pienso y aparece un sabor 
olivado
espeso
metálico
ahumadoverdeaceitoso
en el fondo la garganta

él  inicia un movimiento que no logro descifrar
 lentamente
se acerca
escapando de sus ojos
 miro  al piso y me estremece
un rayo de sol
pega sobre una de  mis uñas 

él camina
rodea la mesa 
sumerge los dedos en ese aceitunado maramarillo
toma una de las ovaladas esferas verdes
la golpea tres veces contra el borde del cuenco anaranjado
 dos espesas gotas se desprenden
una
baja despacio
del borde al centro
para dejar de ser gota
y volverse aceite otra vez
la otra
más pequeña
cae al vacío
suelta
cae
sobre la tela blanca que cubre la mesa
para dejar de ser gota y transformarse
en una galaxia color té

él con la mano libre estira mis piernas
apoya el fruto brillante verdecarnoso
sobre mi pie derecho
no entiendo, otra vez
no entiendo
pero su mano decidida a seguir
improvisa un camino

el fruto escala
 la pantorrilla
el muslo
la pierna entera
se desliza por mi sexo
y recorre
aterciopelado camino
hacia el otro pie
vuelve a subir 
por mi  pierna erizada
y al llegar al pubis
expectante aceituna
sedosa
decide el recorrido
 el centro de los labios
cada rincón del sexo rojo
cada curva
ccada jugo

reverdece
el fruto 
descansa hùmedo en mi ombligo
mi espalda sobre la alfombra 
amandalada y rojiza
los ojos cerrados casi sin respirar
siento como la aceituna comienza a moverse otra vez

escucho un zumbido redondo
el ventilador de techo gira muy pocas veces
tan pocas que apenas logra abrir una zanja finita
en el denso aire caliente
 los poros se abren
las cejas las pestañas
los lunares
 logro percibir  ese diminuto aire frío 
en los pezones
la aceituna me  ha recorrido 
los diez dedos
los codos
las clavículas
el cuello        los pómulos
los párpados

cuando abro los ojos
encuentro sus ojos

me besa y muerde la aceituna
muerde la carne verde muerde y mastica
me mira
vuelve a morder
muerde y mastica la carne verde
muerde y mastica
con la lengua empuja el carozo
limpio expuesto 
me lo entrega
corazón del fruto verde
carozo al aire corazón al aire
que meto en mi boca
y trago.

                      

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