Tal vez sea tu voz
raspandome los ojos
tus manos tocando la infancia insomne
y el miedo infinito al infinito.
Tal vez sea ese pueblo al sur
en el que te bebiste todo el viento
y las sombras.
Tal vez sea que cuando caminas
con los ojos pegados a los pies
los hombros tirados hacía atrás
siempre se te cae un tango
y yo daría cualquier cosa
por tener diez años menos
y ser como las chicas que te gustan.
Tal vez sea saberte carnívoro y dañino
patologicamente pesimista
hermosamene peronista
negador sistemático de tu mágica nostalgia.
Tal vez sea tu forma de incendiar enchufes
preparar sodeados
y mirarme debajo de la lengua y de la mesa.
Tal vez después de todo simplemente sea
que siento unas irremediables ganas de besar tu espalda
y por un rato
tenga que rendirme.
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